Vārdi: Joaquin Sabina. El Caso De La Rubia Platino.
Me adelanto un talon de setecientas,
mas gastos, sin contar otras quinientas
en fichas del casino,
mi ultimo tren llegaba con retraso,
asi que decidi aceptar el caso
de la rubia platino.
Yo era un huele-braguetas sin licencia,
quemado en la secreta por tenencia,
extorsion y lios de faldas,
estaba, como buen ex-policia,
a sueldo de un pez gordo, que sabia
cubrirse las espaldas.
Ninguna zorra vale ese dinero,
pense, mientras dejaba mi sombrero
nuevo en el guardarropa,
cantaba regular, pero movia
el culo, con un swing, que derretia
el hielo de las copas.
Cuando salio, por fin, del reservado,
senti que las campanas del pasado
repicaban a duelo,
la ultima vez que oi esa melodia
me recetaron tres anos y un dia,
mas IVA, en la Modelo.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
me daban diez de los grandes por el caso
de la rubia platino.
Los besos que te dan las chicas malas
salen mas caros cuando los regalan
y huelen a fracaso,
pero el croupier me echaba cartas buenas
y la rubia platino era morena
y el caso era un gran caso.
En un bistro, del puerto de Marsella
nos fuimos demorando, entre botella
y botella de Oporto:
-"Los que pusieron precio a tu cabeza-
le dije exagerando su belleza,
- se habian quedado cortos"-
Puede que me estuviera enamorando,
porque, antes del cafe, cambie de bando,
de hotel y de sombrero.
Mi viejo puso un cuarto, con dos camas,
fingiendo que la dama era una dama
y su hijo un caballero.
Ni siquiera, senores del jurado,
padezco, como alega mi abogado,
locura transitoria.
Dispare al corazon que yo queria,
con premeditacion, alevosia
y mas pena que gloria.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
diez de los grandes por seguirle, los pasos,
a la rubia platino.
Para volver a ser alguien, en el ambiente,
necesitaba un par de buenos clientes,
algo para mis vicios y un despacho decente,
no dan para comer las putas del barrio chino,
todos los lunes no me encargan el caso
de la rubia platino.
Para no ser un cadaver, en el tranvia,
aparte de tener gramatica parda
hay que saber, que las faldas, son una loteria;
con luz de gas brillo mi lampara de Aladino...
me daban diez de los grandes
por el caso de la rubia platino.
mas gastos, sin contar otras quinientas
en fichas del casino,
mi ultimo tren llegaba con retraso,
asi que decidi aceptar el caso
de la rubia platino.
Yo era un huele-braguetas sin licencia,
quemado en la secreta por tenencia,
extorsion y lios de faldas,
estaba, como buen ex-policia,
a sueldo de un pez gordo, que sabia
cubrirse las espaldas.
Ninguna zorra vale ese dinero,
pense, mientras dejaba mi sombrero
nuevo en el guardarropa,
cantaba regular, pero movia
el culo, con un swing, que derretia
el hielo de las copas.
Cuando salio, por fin, del reservado,
senti que las campanas del pasado
repicaban a duelo,
la ultima vez que oi esa melodia
me recetaron tres anos y un dia,
mas IVA, en la Modelo.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
me daban diez de los grandes por el caso
de la rubia platino.
Los besos que te dan las chicas malas
salen mas caros cuando los regalan
y huelen a fracaso,
pero el croupier me echaba cartas buenas
y la rubia platino era morena
y el caso era un gran caso.
En un bistro, del puerto de Marsella
nos fuimos demorando, entre botella
y botella de Oporto:
-"Los que pusieron precio a tu cabeza-
le dije exagerando su belleza,
- se habian quedado cortos"-
Puede que me estuviera enamorando,
porque, antes del cafe, cambie de bando,
de hotel y de sombrero.
Mi viejo puso un cuarto, con dos camas,
fingiendo que la dama era una dama
y su hijo un caballero.
Ni siquiera, senores del jurado,
padezco, como alega mi abogado,
locura transitoria.
Dispare al corazon que yo queria,
con premeditacion, alevosia
y mas pena que gloria.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
diez de los grandes por seguirle, los pasos,
a la rubia platino.
Para volver a ser alguien, en el ambiente,
necesitaba un par de buenos clientes,
algo para mis vicios y un despacho decente,
no dan para comer las putas del barrio chino,
todos los lunes no me encargan el caso
de la rubia platino.
Para no ser un cadaver, en el tranvia,
aparte de tener gramatica parda
hay que saber, que las faldas, son una loteria;
con luz de gas brillo mi lampara de Aladino...
me daban diez de los grandes
por el caso de la rubia platino.
Joaquin Sabina
Joaquin Sabina
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